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lunes, 3 de octubre de 2011

EL ESPÍRITU HUMANO.


El Espíritu humano.

Otra de las falsas enseñanzas que, como otro eslabón, se adiciona a la cadena de errores sobre el tema que venimos tratando, es la que sustentan los “aniquilacioncitas”. Estos enseñan que el espíritu humano carece, por sí mismo, de personalidad, por lo cual, cuando la persona muere “es semejante a las bestias” que ni tienen conciencia de nada. Ellos alegan que la palabra “espíritu” viene de la palabra griega “pneumatos” que se traduce como “viento”, de modo que cuando el hombre exhala el espíritu deja de ser.

Todos sabemos que una palabra puede tener varios significados o acepciones. En castellano tenemos muchas de ellas, sin embargo, aunque se escriben igual, no tienen el mismo significado. Lo mismo ocurre en otros idiomas, entre ellos, el hebreo y el griego.

Si bien es cierto que una de las acepciones de la palabra “pneuma” es “aire, viento”, existe otra acepción que se aplica a lo que en español le llamamos “espíritu”, que es uno de los componentes del ser humano.

“Espíritu” como elemento esencial de la persona humana, es el asiento de todas las facultades de la personalidad. Es imposible confundir los usos. Tal es así que el Dr. Domingo Fernández en su estudio titulado “Los falsos Testigos de Jehová” señala: “si a la palabra “pneuma” se le aplicara solamente el sentido de “aire o viento” carecerían de sentido, lógica y comprensión muchos pasajes de la Biblia. Por ejemplo: en Juan 4:24 nos dice: “Dios es espíritu” (pneumatos.- Gr. Pneumatos). Tendríamos que traducir el versículo de la siguiente forma: “Dios es viento y los que le adoran, en viento y en verdad es necesario que le adoren”.

Cambiemos la palabra “espíritu” por la palabra viento en Hechos 2:2: “Y todos fueron llenos del viento santo y comenzaron a hablar en otras lenguas como el viento les daba que hablasen”. Si usted se dedica a buscar todos los versículos donde se menciona la palabra “espíritu” y la cambia por la palabra “viento”, tenga la seguridad que para reírse no tendría que ir a un circo.

Ahora bien, para entender la personalidad del espíritu humano necesariamente tenemos que regresar al principio, cuando Dios creó al hombre y allí aprenderemos algunas cosas pasadas por alto por estos depredadores de la Palabra:

La creación del hombre. Su naturaleza.

En Génesis 2:7, dice la Palabra: “Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente”.

En el acto de creación se nos enseña lo siguiente:

1º. Que el hombre es fruto de una creación especial de Dios, a diferencia de los animales y las plantas a los cuales Dios les dijo solamente: “Produzca la tierra hierba verde” (1:11); “Produzcan las aguas seres vivientes...” (v. 20); “Produzca la tierra seres vivientes...” v. 24, etc.

2º. Que en la creación del hombre intervienen dos elementos: el material sacado del polvo de la tierra, y el espiritual proveniente directamente de Dios. El hombre es, tanto un ser físico o material como también un ser espiritual.

¿Qué es el “aliento de vida” que Dios sopló en el hombre?

Para entender en qué consiste este “aliento” o “soplo” tenemos, necesariamente que ir al original hebreo para descubrir qué palabra usa la Biblia que se traduce por “soplo” y cuáles son los usos que la Biblia le da.

Primeramente diremos lo que no es:

a) No fue “ruach”, palabra hebrea para designar al espíritu humano y al viento como tal. Al igual que el griego "pneuma", esta palabra debe interpretarse a la luz del contexto en que está usada. Pero lo cierto es que no fue “espíritu” (ruach) lo que Dios sopló en el hombre”.

b) Tampoco fue “nefesh” (alma) como ente exclusivo en el ser humano.

¿Qué fue lo que Dios colocó dentro del hombre?

Dios creó su “hombre interior”, su parte espiritual: “Sopló en su nariz aliento de vida” (Heb. NISHAMA). Esta es la palabra que, en el original hebreo, se utiliza para designar la parte espiritual del hombre. Es lo que constituye el Yo, el Ser interior. Un estudio del empleo de esta palabra en el A. T., nos muestra lo siguiente sobre el NISHAMA:

1. Proviene de Dios (Gén. 2:7)
2. Es poseído por el hombre y como tal es parte integral de él (Job 32:8a).
3. Tiene la capacidad exclusiva de comunicarse con Dios (Prov. 20:27).
4. Tiene la capacidad exclusiva de adorar a Dios (Salmo 150:6).
5. Dios tiene la capacidad exclusiva de darla o quitarla (Daniel 5:23).

Es necesario notar que la Biblia no dice que colocó RUAH = ESPÍRITU, ni NEFESH = ALMA, sino que después de soplar el NISHAMA es que el hombre es se convierte en un ser viviente.

El hombre entra en un estado de conciencia, inmediatamente cuando Dios sopla en él “aliento de vida”. Es, entonces, que toda la función síquica entra en acción y lo capacita para vivir su vida síquica. Este acto es constante y dinámico, y ejerce una influencia grande y permanente en lo fenómenos síquicos actuales. Fue después que Dios sopló “nishama” (aliento de vida) que el hombre entró en su estado de perfecta conciencia.

Este estado de conciencia capacitó al hombre:

1. Para darse cuenta de su existencia.
2. Para darse cuenta de su identidad.
3. Para darse cuenta de su diferencia e independencia.
4. Para darse cuenta de su relación con el medio.
5. Para darse cuenta de los detalles.
6. Para hacer clasificaciones: forma, sexo, movimiento, color, tamaño, factores en común, diferencias, naturaleza, etc.
 7. Para diferenciar funciones y adaptaciones.
8. Para hacer la diferencia cualitativa y cuantitativa de las cosas.
9. Para supeditar todas las cosas bajo su control y dominio.
10. Para dar soluciones a las problemáticas planteadas.

El NISHAMA es lo que hace diferente al hombre de las plantas y las bestias. Nunca se dice que las bestias ni las plantas posen “nishama”. Sin embargo, en el proceso de revelación de Dios al hombre, la Biblia nos va revelando que en el NISHAMA están contenidos dos aspectos: uno, el espíritu, y para esto la Biblia emplea la palabra RUACH y la otra NEFESH que se utiliza para designar al alma espiritual. De esta manera, el hombre no es espíritu (RUAH) solo, sino que el espíritu es parte de él; el hombre no es alma (NEFESH) solo, sino que el alma es parte de él, y no es carne (BASAR) solo, sino que el cuerpo es parte de él, conformando un ser tripartito: cuerpo, alma y espíritu (1 Tes. 4:23; Heb. 4:12).

En la Biblia se habla del alma y del espíritu alternativamente atribuyéndole las mismas cualidades, pero diferenciándolos funcionalmente. Estas tres palabras hebreas se utilizan para referirse al hombre: RUACH = espíritu; NEFESH = alma; BASAR = carne. Sus equivalentes en griego son, respectivamente: PNEUMA, PSICHÉ, SARX (carne) o SOMA (cuerpo).

Luis E. Llanes. Ministerio Luz y Verdad. Puerto Madryn, Chubut´, Rep. Argentina.Editado por EDICI: Rancho Cucamonga, California, EE.UU.

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