El Señor Jesucristo, el Hijo de Dios, que tiene las llaves de la muerte y el HADES (Apoc. 1:18), descorre las cortinas del mundo invisible, y nos revela, sin lugar a dudas, la naturaleza exacta y las características reales del mundo de los espíritus. Antes de entrar al análisis de este aspecto del tema tenemos que dilucidad un asunto de carácter interpretativo que nos servirá para asentar bases firmes en la interpretación correcta de otros pasajes y versículos que vamos a considerar posteriormente:
¿Es una parábola la narración del rico y Lázaro registrada en Lucas 16:19-31 o fue un hecho real que Jesús narró para mostrarnos la verdad del “mas allá”? En cuanto al carácter literario del relato hay dos opiniones: una opinión plantea que este relato es una parábola y que solo encierra una verdad espiritual. La otra es que es un hecho real revelado para advertencia nuestra. Personalmente creo que fue un hecho de la vida real para enseñarnos la verdad en cuanto a la eternidad. Las razones que doy son las siguientes:
1º. En las parábolas nunca se utilizan nombres de personas ni lugares. Aquí se mencionan los nombres de Abraham, Moisés y Lázaro.
2º. Jesús no saca conclusiones del relato, no da una aplicación práctica de este hecho, sino que lo deja así, como está, para ser aceptado tal y como lo dijo. Si analizamos las parábolas nos damos cuenta que siempre hace una aplicación práctica de lo que él quiere enseñar.
Ahora bien, aunque fuera una parábola, jamás iba a significar la interpretación o interpretaciones que Russell le ha dado en su interpretación aberrada de la Biblia. Digo las interpretaciones ya que ni el mismo Russell sabía que hacer con esa “papa caliente” en sus manos, y arremetiendo inmisericordemente contra toda regla de interpretación y golpeando despiadadamente la Palabra de Dios, comenzó a crear interpretaciones fantasiosas para despojar a la Biblia de su verdadero significado, dejándola al desnudo, como dejaron a Cristo los soldados romanos cuando partieron y repartieron entre sí sus vestidos.
Por ejemplo, en la página 31 del folleto “Infierno”, los russelistas afirman que “el hombre rico” del relato representa a la nación de Israel y Lázaro a los gentiles. En las páginas 368 y 369 del libro “Nuevo Mundo”, afirman que “el hombre rico representa al grupo de amigos de Job y Lázaro a la clase Job. Y en la página 79 del libro “Sea Dios Veraz” afirman que “el rico representa a la clase de clérigos extremadamente egoístas y Lázaro representa al resto del cuerpo de Cristo”. (Aclaración: En las diferentes ediciones posteriores varían las páginas de los artículos citados por lo cual en ocasiones se hace difícil constatar sus declaraciones. Estas son estrategias satánicas para dificultar la investigación sincera).
Señala el pastor Domingo Fernández: “Esta marcada contradicción nos muestra a las claras lo inconstante e insustancial de las enseñanzas de los mal llamados “Testigos de Jehová”, y mejor llamados “Russelistas” En el año 1914 enseñaban una cosa, cuando se publicó el libro “Nuevo Mundo” enseñaron otra, y en el año 1946 enseñaron otra diferente”.
El pretender darle carácter profético a este relato, como ellos lo hacen, es patético e inverosímil, como inverosímiles son todas las enseñanzas demoníacamente elaboradas y sustentadas por Russell. Las evidencias internas del relato no corresponden al pretendido carácter profético y si corresponden a un acontecimiento real en el cual, la primera parte se desarrolla en este mundo y la otra en el mundo de los espíritus o Hades.
Las pruebas son las siguientes:
1º. El empleo de la palabra “muerte”, la mención de ángeles, la mención de Abraham y Lázaro, nos indica que la escena que se desarrolla no tiene acontece en el mundo espiritual, no en este mundo material y físico.
2º. Las palabras de Abraham recordándole al rico sus goces terrenales “en la vida”, o sea en este mundo visible, nos muestra también que no se trata de una escena terrenal en ese momento.
3º. Las palabras del rico, “No padre Abraham, pero si alguno fuere a ellos de entre los muerto...”, nos muestra a las claras que el acontecimiento no se relaciona con ningún evento de esta vida terrenal, o de lo contrario tendríamos que llegar a la conclusión de que “estos muertos” son los mismos ruselistas, que son los que les predicarían a sus hermanos.
4º. Porque se nos muestra el contraste de las dos condiciones, tanto de la vida terrenal como la de la otra.
5º. Si aceptamos que “el rico representa los clérigos de la cristiandad” tendríamos que llegar a la conclusión de que dichos clérigos le están pidiendo a Abraham que esta “clase” o “casta” de testigos vayan a testificarles a ellos mismos, cosa inverosímil, y ridícula.
6º. Estos “intérpretes fallidos” para justificar sus errores, apelan al supuesto hecho de que nosotros establecemos que si Lázaro fue al Paraíso, entró por ser pobre y el rico fue a la condenación por ser rico”, lo cual - dicen ellos – (con el propósito de negar la literalidad del pasaje) no se ajusta a la forma que Dios tiene de salvar, aunque ellos mismos no saben cómo. Pero esta idea carece de fundamento, cuando entendemos que aquí Jesús no está tratando de estableces las bases doctrinales para obtener la salvación, sino enseñar, solamente, el estado futuro del hombre después de su muerte física.
Después de despejar toda duda sobre la interpretación literal del pasaje, vamos a analizar la pregunta siguiente: ¿POR QUÉ, TANTO LOS MALOS COMO LOS BUENOS IBAN AL HADES o SHEOL?
Lucas, en su Evangelio, utiliza la palabra HADES para referirse al lugar donde fueron tanto el rico como Lázaro. Lucas, perfecto conocedor del idioma en que él escribió su evangelio, conocía el significado perfecto de esa palabra y sabía por qué la empleaba, aún más, el Espíritu Santo sabía por qué la empleaba.
Lucas no hubiera tenido ninguna razón para utilizar un término bien conocido y con un significado bien definido en su idioma, para tratar de significar otra cosa que no fuera eso mismo. El uso contraproducente de una palabra implicaría una mala interpretación de sus lectores, y estos no entenderían lo que se les iba a enseñar, con lo que se produciría confusión.
Al usar la palabra HADES, Lucas sabía lo que escribía. Él no creó para esta palabra otro significado, sino que al traducir desde el hebreo la palabra SHEOL al griego como HADES él sabía perfectamente bien que HADES era la única palabra que se ajustaba, en su significado, a su homóloga hebrea SHEOL.
JAMÁS, NI LOS HEBREOS, NI LOS GRIEGOS, NI LUCAS, NI JESUCRISTO, NI NUNGÚN OTRO ERSCRITOR DEL NUEVO TESTAMENTO NI DE LITERATURA CLÁSICA NI PROFANA UTILIZARON LAS PALABRAS SHEOL-HADES PARA DESIGNAR AL SEPULCRO.
Para la palabra sepulcro se utilizan palabras diferentes: hebreo, queber; griego, mnemeyón.
En el HADES (SHEOL), Jesucristo nos revela dos lugares y dos posiciones: un lugar llamado “seno de Abraham”, y el otro: “estando en los tormentos” o “atormentado en esta llama”. Estas dos figuras descriptivas que utiliza Jesucristo representan los dos lugares donde los griegos creían que iban “los espíritus despojados de los cuerpos”. A uno le llamaban “Los Campos Eliseos” o “lugar de los bienaventurados” y el “Tártaros” o lugar de los espíritus de los réprobos o condenados. Esto nos indica a las claras que Jesús lo único que hace es cambiarle el nombre a los dos lugares, ratifica el significado común de las palabras, rectifica la creencia pagana griega y ratifica la enseñanza del Antiguo Testamento.
1º. El lugar donde iban los justos era un lugar de consolación, mientras que el lugar a donde iban los impíos era un lugar de sufrimientos.
2º. En ambos lugares hay plena conciencia, tanto de ese estado presente como del estado pasado en este mundo, por lo menos en el caso del “rico”.
3º. La naturaleza del sufrimiento en el HADES o SHEOL, es tanto moral como físico. El pensamiento de haber perdido la oportunidad de salvación durante todo el tiempo de su vida y la conciencia de saber que le espera una eterna condenación sin posibilidades de salvación es tan desesperante como aquellas “llamas de tormento” de las cuales se quejas el rico.
Algunos objetan que las llamas no son literales, pero suponiendo que no sean llamas como las que nosotros conocemos, sí es un material combustible que, con respecto al alma o espíritu, es tan ardiente y tormentoso como lo es el fuego literal en relación al cuerpo físico. Quiere decir que el carácter de tormento y sufrimiento del rico son tan reales como la felicidad y consolación experimentada por Lázaro.
Se nos enseña claramente que los que están en “el lugar de los tormentos” no pueden trasladarse al “seno de Abraham” o viceversa. Por otra parte, ni unos ni otros tienen la facultad de salir de sus respectivos lugares para venir a la tierra y comunicarse con sus familiares y amigos acá. Jesucristo es el único que tiene “las llaves de la muerte y el Hades”. Él es Señor del Cielo, de la Tierra, y del mundo subterráneo.
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