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miércoles, 5 de octubre de 2011

PALABRAS GRIEGAS EMPLEADAS EN EL NUEVO TESTAMENTO PARA REFERIRSE AL INFIERNO.

HADES.

Equivalente a SHEOL en hebreo, fue la palabra que utilizaron los escritores del Nuevo Testamento para referirse al mismo lugar. Antes de analizar el uso bíblico de esta palabra en el lenguaje de los escritores bíblicos, es necesario que la analicemos a la luz de la literatura clásica griega.


 Para referirse al lugar donde iban a parar los espíritus de las personas que morían, los griegos utilizaban la palabra HADES y para referirse al lugar donde colocaban el cuerpo muerto, o sea, el sepulcro, utilizaban la palabra (Gr. Mnemeion = sepulcro).

 Para ser más exactos citaremos fuentes de referencias de algunos clásicos para conocer exactamente su significado.


 En el libro “Tragedias de Sófocles” (Colección de Clásicos. Editorial Arte y Literatura, La Habana, 1978, pág. 439 y 465 respectivamente), leemos la siguiente explicación:


 “HADES: Dios de los muertos, hijo de Cronos y Rea, y hermano de Zeus y Poseidón, Deméter, Hera y Hestia. Con Zeus y Poseidón, era uno de los tres dioses que se repartieron el Universo después de la victoria sobre los Titanes: Zeus obtuvo el cielo, Poseidón el mar y Hades el mundo subterráneo, es decir, los infiernos, (Tártaros, gr.).


 Hades reina sobre los muertos en forma despiadada. No permite a ninguno de ellos volver a la tierra entre los vivos. Está asistido por muchos genios o demonios. Su esposa es Perséfone, hija de Deméter. Hades posee un casco, regalo de los cíclopes, que tiene la propiedad de hacer invisible al que lo lleva; es usado por otras divinidades, inclusive por mortales, como Perseo”.


 “Hades, cuyo nombre significa “el invisible” era raramente mencionado para no excitar su cólera. Se le denomina más bien por medio de eufemismos, de los cuales, el más frecuente es Plutón, “el rico”, aludiendo así a las riquezas de la tierra, sobre todo, sobre las minas que ésta encierra. Es por eso que a veces de representa a Plutón sosteniendo un cuerno de la abundancia, símbolo de las riquezas. Al decir Hades, los griegos no se referían solamente al dios, sino también al mundo de los muertos, a los infiernos. ‘Partir hacia el Hades, era morir’”.


 A continuación mencionaremos algunas citas tomadas de algunas de las obras clásicas que bastarán para comprobar qué era el Hades para los griegos:


 LA ILÍADA, de Homero (Editorial Arte y Literatura. Canto Primero, pág. 3): “Canta, oh Diosa la cólera del peleida Aquileo, cólera funesta que causó infinitos males a los aqueos y PRECIPITÓ AL HADES ALMAS valerosas de héroes...”


 (Canto 7, pág. 137): “Habla Néstor: Si supieran que éstos temblaban ante Héctor alzaría mis manos a los inmortales PARA QUE SU ALMA, SEPARÁNDOSE DEL CUERPO, BAJARA A LA MANSIÓN DEL HADES”.


 TRAGEDIAS, de Sófocles (Colección Clásicos Arte y Literatura. “Las Tarquinas” pág. 117): “Habla Licas: Que si cara a cara se hubiera vengado le hubiera perdonado que actuara en su derecho, pues no aman los dioses la desmesura, y quienes eran arrogantes con lengua ofensiva, son todos ellos HABITANTES DEL HADES y su ciudad esclava”.


 Todas estas citas y muchas otras más que es imposible transcribir aquí nos muestran a las claras que la creencia de los griegos sobre el Hades no era la misma de Rusell ni sus seguidores y preferimos quedarnos con la opinión de aquellos que con mucha más razón que él conocían perfectamente bien el significado de su lenguaje.


El TÁRTAROS. (Gr. tartaros).


 En los poemas homéricos y en “La Teogonía de Hesíodo” aparece como la región más profunda del mundo, situada debajo de los propios infiernos. El mito cuenta que las distintas generaciones divinas encerraron allí a sus enemigos. Particularmente, la mitología griega señala que Zeus, el padre de los dioses griego, lanzó al Tártaros a los Titanes, deidades que se rebelaron contra él, y que trataron de destronarlo.


 En “Prometeo encadenado”, la tragedia del dramaturgo griego Esquilo (“Colección Clásicos Arte y Literatura” pág. 9), leemos: “Gracias a mí (el que habla es Prometeo), los caliginosos senos DEL PROFUNDO TÁRTAROS encierran hoy al antiguo Cronos y sus defensores”.


 Poco a poco el Tártaros, se fue fundiendo con el Hades y pasó a ser un lugar dentro del mismo, donde eran atormentados los grandes criminales. En este sentido, el Tártaros era lo contrario de los “Campos Elíseos” o “morada de los bienaventurados”.


 La creencia de los griegos acerca del Hades fue evolucionando. Hacia los tiempos del Nuevo Testamento, el “hades” griego era un sitio dividido en tres compartimientos: a) El Tártaros, lugar de tormento para los criminales. b) Los “Campos Llorosos”, el lugar común donde las almas de los muertos “normales” purgaban sus pecados. c) Los Campos Elíseos, el paraíso de los bienaventurados, a donde podían llegar eventualmente los habitantes de los “Campos Llorosos”, después de haber sido purificados.


 La palabra “tártaros” es usada en 2 Pedro 2:4, en forma de un verbo que se traduce como “arrojar al Tártaro”. En este pasaje, se señala tal lugar como “prisiones de oscuridad”, donde fueron arrojados cierto grupo de ángeles que se rebelaron contra Dios.


 DIFERENCIAS ENTRE "HADES" Y "MNEMEYON".


 Los griegos nunca confundieron Hades” (mansión de los espíritus de los muertos) con MNEMEYON (“el sepulcro común de toda la humanidad”).


 Esta creencia similar, entre los hebreos y los griegos, es corroborada con amplitud por la literatura de ambos idiomas, tanto por los escritores profanos, clásicos y religiosos, de tal forma que todos ellos concuerdan, de una forma uniforme que el sepulcro (“queber” en hebreo, como “mnemeion” en griego) se refería al lugar donde era colocado en cuerpo muerto de la persona, y que el hebreo SHEOL y el griego HADES se refieren al lugar donde iban de una forma consciente las almas despojadas de sus cuerpos.


 Pero mientras que los griegos creían que el Hades era gobernado por un dios independiente del cielo y de la tierra, los hebreos creían que el SHEOL era parte del reino de Jehová, o sea que estaba bajo el control y dominio de Él (Salmo 139:8; Prov. 15:11).


 Aquí podemos hacer notar la diferencia entre la creencia de los gentiles y la de los judíos. Los gentiles creían que del HADES no había salida, mientras que los judíos piadosos, aunque veían al SHEOL con cierto grado de temor, sin embargo tenían la esperanza de un día salir de allí cuando se efectuara la resurrección de los muertos. (Salm. 16:10; Dan. 12:2, etc.)


 Los gentiles tenían que creer así necesariamente “porque habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como Dios ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus propios razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido (Rom. 1:21). La revelación dada a la humanidad, una vez, fue degenerada, deformada o disuelta en medio de las naciones a medida de que éstas se alejaban de Dios.


 La creencia en un solo Dios verdadero, la vida de santidad, las relaciones sociales, el concepto de redención por sangre, etc. fueron corrompiéndose dando a luz a las religiones paganas, politeístas y a filosofías teosóficas y ateas. De igual forma la verdad de esperanza de una vida futura después de a muerte física se fue deformando dando origen a los múltiples conceptos errados e inciertos. Pero de en medio de esas degeneraciones podemos entresacar rescatar los elementos veraces y, buscando en LA REVELACIÓN DE DIOS (la Biblia) todo lo que ella enseña acerca de esto, podemos llegar a una conclusión feliz.



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