Archivo del blog

lunes, 3 de octubre de 2011

ENSEÑANZA NOVOTESTAMENTARIA SOBRE EL HADES.



ENSEÑANZA NOVOTESTAMENTARIA SOBRE EL HADES

Hechos 25:28 con Salmo 16:10.

La idea recta acerca del HADES es confirmada por Pedro cuando menciona el Salmo 16:10 como una profecía que tuvo cumplimiento en la resurrección de Cristo. Dice: “Por lo cual mi corazón de alegró y se gozó mi lengua, y aún mi carne descansará en esperanza, porque no dejarás mi alma en el HADES, NI permitirás que tu santo vea corrupción” (Hechos 2:25-28).

Se cumplió perfectamente en Cristo, cuya ALMA, al bajar al HADES después de la muerte, no quedó allí, NI su cuerpo tampoco quedó en la tumba expuesto a corrupción. (2:31). Esto corrobora las palabras de Pedro en el v. 34, cuando dice:

“Porque David no subió a los cielos”, ya que David, al igual que sus contemporáneos, bajaron al SHEOL, a diferencia de lo que sucede ahora, después de la resurrección y ascensión de Cristo, que los que mueren en el Señor “van a estar con el Señor, lo cual es mucho mejor” (Fil. 1:23).

Mateo 11:23.

“Y tú, Capernaum, que eres levantada hasta el cielo, HASTA EL HADES SERÁS ABATIDA...” Jesús vuelve a utilizar la palabra Hades cuando dicta sentencia de juicio sobre la ciudad de Capernaum. Es muy significativa las ideas paralelas del Antiguo Testamento y la del Nuevo Testamento. Acerca de este lugar. Analice la antítesis que forman las frases: “levantada hasta el cielo” y “abatida hasta el Hades”, dándonos a entender, al igual que en el A. T., que el Hades está tan profundo, como alto está el cielo” (Véase Amós 9:2).

Apocalipsis 1:18.

“Yo tengo las llaves de la muerte y el Hades”. Cristo, en virtud de su muerte y resurrección; en virtud de su triunfo sobre la muerte, tiene las llaves, pleno control, dominio: es Dueño y Señor de ese lugar.

4. LA RESURRECCIÓN DE JESUCRISTO PRODUJO EL TRASLADO DEL “SENO DE ABRAHAM” AL CIELO O PARAÍSO, DONDE VAN LOS REDIMIDOS, MIENTRAS QUE LOS IMPÍOS SIGUEN YENDO AL HADES, DONDE PERMANECE EL LUGAR DE LOS TORMENTOS. (Gr. Tartaros = tártaros. 2 Pedro 2:4).

De igual forma que en el Antiguo Testamento se habla proféticamente de la muerte y resurrección de Jesucristo, habla también proféticamente de su ascensión y exaltación. En efecto, el Salmo 68:18 dice: Subiste a lo alto, cautivaste la cautividad y diste dones a los hombres”. Pablo toma estas palabras del Salmista y las aplica a la muerte, resurrección y exaltación de Jesús diciendo: “Y esto de que subió ¿qué es sino que también había descendido a las partes mas bajas de la tierra? El que descendió, es el que también subió por encima de todo para llenarlo todo” (Efesios 4:8).

¿Para qué descendió Jesús al HADES o “PARTES MAS BAJAS DE LA TIERRA”? El apóstol Pedro, en su primera epístola 3:18-20 nos dice que Jesucristo “muerto en la carne, pero vivificado en espíritu”, “fue y predicó a los espíritus encarcelados cuando una vez esperaba la paciencia de Dios, en la cual, a saber, ocho, fueron salvas”. Tanto Efesios 4:8 como 1 Pedro 3:18-20, nos enseñan que los propósitos de Dios, con la ascensión de Jesucristo al Hades fue:

Primero, “Para llevar cautiva la cautividad” de los espíritus de los santos hombres y mujeres de Dios que habían sido muertos hasta ese momento y que se encontraban enn el ”Seno de Abraham”, y trasladarlos al “Paraíso” o “tercer cielo” (2 Cor. 12:1-4, lugar a donde se le prometió al malhechor de la cruz que iba a estar según la promesa que Jesús le hizo chupado le dijo: “De cierto, de cierto te digo, que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23:42).

La enseñanza anterior es confirmada por otros versículos de la palabra de Dios, donde se nos dice: “...sino que os habéis allegado al Monte de Sión, Jerusalén, la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos...” (Hebreos 12:21-23).

En el libro de Apocalipsis 6:9-10, se nos dice: “Cuando abrió el quinto sello. Vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por la palabra de Dios y por el testimonio que tenían. Y clamaban a gran voz diciendo: Hasta cuando, Señor santo y verdadero no juzgas y vengas nuestra sangre, en los que moran en la tierra”.

Estos pasajes nos enseñan claramente que cuando el justo muere “va a estar con el Señor” (Fil. 1:13) en un estado de perfecta conciencia y comunión íntima con el Señor.

Segundo, el otro propósito de Jesús al descender al Hades, lo dice el mismo Pedro: “Cristo fue y predicó a los espíritus encarcelados” del tiempo antes del diluvio. ¿Qué fue a predicarles? La Biblia no lo revela, ni tampoco nos atrevemos a especular, pero lo cierto es que algo les predicó y esto es una prueba contundente e irrefutable que ni Russell, ni nadie que crea como él, pueden refutar. Y es que esos espíritus no eran entes volátiles, insustanciales, vaporizados y despersonalizados, sino que eran personalidades espirituales que, en su pleno estado de conciencia, podían escuchar y entender lo que Jesús les predicaba; de lo contrario, ¿qué hacía Jesús predicándole a meros envoltorios de viento despersonalizados? La Biblia nos enseña, que ese lugar al cual Cristo fue es el “Tártaros” o “lugar de los tormentos” del cual él mismo habla en el relato del rico y Lázaro, y del cual Pedro da fe también (2 Pedro 4:4).

En la actualidad, y en virtud de la resurrección y ascensión de Jesucristo, mientras que los justos que mueren “van a estar con el Señor, lo cual es mucho mejor” (Fil. 1:23); los impíos siguen yendo al “lugar de los tormentos” o infierno (abajo) como correctamente se traduce al castellano, o sea el Hades. Allí el impío está en un estado de confinamiento (como el malhechor que lo ponen preso hasta el día del juicio) “hasta la segunda resurrección” o “resurrección de condenación”. De allí, Dios los traerá ante el Trono Blanco o juicio final para escuchar la sentencia de condenación. (Apocalipsis 11:11-15).




No hay comentarios:

Publicar un comentario