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lunes, 3 de octubre de 2011

RESPUESTAS A PREGUNTAS SOBRE EL INFIERNO.

1. Si el alma va al cielo, ¿entonces para que Jesucristo viene a buscar el cuerpo?

Cuando Dios creó al hombre, lo hizo “cuerpo, alma y espíritu” (1 Tes. 5:23; Gén. 49:6; Efe. 4:12, etc.). Aunque el alma y el espíritu parten para estar con el Señor, "lo cual es mucho mejor”, sin embargo “el ser” personal humano no está completo sin el cuerpo. El cuerpo es parte fundamental del todo del ser, pues fue creación especial de Dios para conformar un ser singular sobre la tierra llamado “hombre”. Por lo cual, el estado de separación que existe a causa de la muerte, entre el espíritu y el cuerpo, es de carácter temporal. Por esa causa, el cuerpo será levantado incorruptible (1 Cor. 15:52), para que toda la persona esté en capacidad de vivir la vida en el nuevo orden espiritual. Esto se producirá por el acto de la “resurrección” (1 Tes. 4:16) en la cual “los muertos en Cristo resucitarán primero” y los que vivimos “seremos arrebatados juntamente con ellos para recibir al Señor en el aire y así estaremos siempre con el Señor”.

Lo mismo se aplica a los impío. En tanto que sus almas están en un estado de confinamiento en el HADES (Luc. 16:19-31: Sal. 9:17), llegará el día de su resurrección, llamada “la segunda resurrección” (Apoc. 20:5), cuando serán levantados, y todo su ser “espíritu, alma y cuerpo” han de comparecer ante el juicio del gran trono blanco “para oír su sentencia de condenación” (Apoc. 20:11-15).

La resurrección de Cristo fue efectuada para redimir nuestros cuerpos del poder de la muerte y la corrupción, y su resurrección es modelo o molde de la resurrección de los justos. De igual manera que su cuerpo fue resucitado incorruptible, nuestros cuerpos también experimentarán esa obra gloriosa y maravillosa. Dios lo ha determinado así, ¿y quiénes somos nosotros para argüir con Dios? (1 Cor. 15). Nuestros cuerpos están incluidos dentro del plan redentor de Dios.

2. Si cuando el impío muere va al infierno, ¿para qué tiene que resucitar para presentarse a otro juicio final?

Si analizamos la Biblia, nos damos cuenta que entre la muerte del individuo y el juicio final hay un estado de espera o estado intermedio. Los creyentes en Cristo Jesús “van a estar con Cristo, lo cual es mucho mejor. (Filp. 1:21-24). Los impíos van al Hades o lugar de los tormentos (Luc. 16:19-31). Si analizamos la historia del rico y Lázaro, nos damos cuenta que ninguno de los dos fueron a un juicio, sino a un lugar de espera, como el reo que es encarcelado hasta el día de su juicio.

Los impíos van a ser resucitados para ser presentados ante el tribunal del Gran Trono Blanco o Juicio Final. En este acto, su cuerpo será levantado de la tumba, y se unirá a su alma la cual será levantada del Hades. Entonces el individuo, en la plenitud de todo su ser (cuerpo, alma y espíritu) comparecerá ante el Juez, pero para condenación. (Apoc. 20:14-15).

3. Si la Biblia dice: “Porque la vida (alma) de la carne en su sangren está” (Véase Gen. 9:4,5,6), ¿por qué dicen algunos que el alma y la sangre es lo mismo?

La Biblia no dice en ningún lugar que sea lo mismo, sino que “el alma está en la sangre”. No que es la sangre. Para comprender esta expresión tenemos que entender que el alma, como elemento espiritual penetra y satura y vitaliza todo nuestro cuerpo, al igual que el espíritu. Por esta causa, en ocasiones, a diferentes partes del cuerpo se le atribuyen características personales. A veces se dice que “el corazón siente”, “se conmovieron mis entrañas”, “se recrearán los huesos que has abatido”, etc. Esto es producto de que el alma espiritual se pone en contacto con el medio ambiente a través de nuestros miembros y órganos , pero una vez que el alma parte, nada en el cuerpo siente ni padece.

De igual forma, como la sangre y el corazón son órganos vitales del cuerpo, se dice: “Porque la vida (el alma) de la carne en la sangre está”. O sea la palabra "alma", por ser espiritual es fuente de vida, que vitaliza y está en todo el cuerpo, inclusive el la sangre. Lo que es el "alma" para el cuerpo, en sentido espritual, lo es la sangre para el cuerpo, en sentido físico. Cuando el corazón dejó de latir, ya no hay vida en la carne, cuando la sangre dejó de circular no hay vida en la carne, ni en la misma sangre; y cuando el alma dejó el cuerpo ya no hay vida en éste: ni en la sangre, ni en la carne, ni en el cuerpo. Tanto la vida de la sangre como la del cuerpo en general reside en el alma.

Podemos decir entonces que: la vida del cuerpo en el alma está y la vida de la carne en el alma está y la vida de la sangre, de la misma sangre, en el alma está. Por esto no se puede confundir “alma” con “sangre” porque el alma lo que hace, en tanto que está en el cuerpo, es manifestar su vida a través de éste.

4. ¿Qué diferencia hay entre el alma y el espíritu?

El alma y el espíritu se funden, pero no se confunden. Cada uno tiene una función en el ser humano. El espíritu es la parte del ser que se pone en contacto con Dios y a través de nuestros miembros realiza su labor de adoración y servicio a Dios en este mundo. El alma es la parte de nuestro ser que se pone en contacto con el medio físico que le rodea a través del cuerpo y todas sus capacidades.

El espíritu no peca, es el alma la que peca. Cuando nuestros sentidos son afectados por el medio pecaminoso es el alma la que se inclina al mal. Cuando el espíritu domina nuestras vidas, el alma queda bajo el control de éste; cuando domina el alma, el espíritu queda afectado y se rompen las relaciones con Dios, produciendo muerte espiritual. Cuando el alma es restaurada, limpiada y salvada, el espíritu vuelve a tomar control y la vida espiritual es restaurada y la comunión con Dios se hace una realidad.

Cuando el hombre se corrompe extremadamente, el espíritu se corrompe y se manifiestan actos de inmundicia de la carne y del espíritu (2 Cor. 7:1). A todos los actos y tendencias pecaminosas del alma, se les llama, en la Biblia, actos carnales o tendencias carnales, porque nuestro cuerpo, como parte del Ser es el que obra y se pone al servicio del alma.

Llevar una vida en la carne es llevar una vida “almática”, porque es el alma la que regula todas nuestras actitudes y acciones. Esto conduce a la muerte espiritual. La vida en el espíritu produce la sumisión del alma y por lo tanto de la carne y produce la vida en el espíritu. La vida en la carne (almática) produce sus frutos; la vida en el espíritu también. (Gálatas 5:16-26).


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